El año 2014 fue un año de luto para El Salvador, en ese año se reportaron 3.921 asesinatos, es decir 1,408 más que en 2013, por lo que se convirtió en uno de los países con mayor tasa de homicidios intencionados del mundo, incluso para ese mismo año se llevaron a cabo al menos 11 asesinatos cada día.
Las autoridades informaron que la tasa de homicidios en el territorio nacional, se situó en 2014 en el 62,29 por cada cien mil habitantes, uno de los casos más sonados fue un quíntuple homicidio cometido en las cercanías del río en el caserío Los Silva, cantón Las Pozas, de San Lorenzo, en el departamento de Ahuachapán, las víctimas fueron identificadas como Luis Ermilo Enrique Ruiz, 46 años; Ermilio Nehemías Enrique Jiménez, de 14, Rafael Amando Jiménez Amaya, de 17; Ever Oseas Fajardo, de19; Oved Isaias Fajardo, de 22.
Durante el primer año de gobierno del actual prófugo Mauricio Funes y Sánchez Cerén, las familias fueron fuertemente golpeadas por el flagelo de las pandillas, y al contrario de lo que haría un gobierno correcto, no brindó el apoyo a los buenos ciudadanos, sino a los grupos terroristas, los fortalecieron gestionando campos de tiro para que no fallaran al atacar y asesinar, además entregaron armas y dinero en efectivo.
Es decir, mientras Mauricio Funes se robó $270 millones de los salvadoreños durante su gestión como presidente de El Salvador, hizo trato con los pandilleros para que mataran a discreción y extorsionaran con el fin de destruir la economía de familias que con mucho esfuerzo intentaban mantener sus negocios, bajo intimidaciones y amenazas unos siguieron y otros cerraron con el tiempo, al no poder pagar la extorsión.
De acuerdo a los registros del Ministerio Hacienda, durante el período presidencial de Funes, de 2009 a 2014, el presupuesto para gastos reservados que la Asamblea Legislativa aprobó para el ejecutivo era de $80 millones 818 mil 285, cifra que Funes aumentó a $351 millones 035 mil 400 dólares, para su quinquenio mediante el mecanismo de refuerzos presupuestarios.