Un volcán submarino inactivo durante mucho tiempo ubicado cerca de la Antártida se despertó provocando un enjambre sísmico en el que se registraron unos 85.000 terremotos.
Los temblores sucesivos, que comenzaron en agosto de 2020 y cuyo número iba disminuyendo desde noviembre de ese año, son la actividad sísmica más fuerte jamás registrada en la región. Los autores de una nueva investigación suponen que los terremotos han sido causados por el llamado dedo de magma caliente que penetró en la corteza.
“Se han producido intrusiones similares en otros lugares de la Tierra, pero es la primera vez que las observamos allí”, explicó a Live Science Simone Cesca, coautor del estudio y sismólogo del Centro Alemán de Investigación en Geociencias de Potsdam.
El enjambre se produjo en torno al monte submarino Orca, un volcán inactivo que se eleva 900 metros desde el fondo marino en el estrecho de Bransfield, entre las islas Shetland del Sur y el extremo noroeste de la Antártida. En esta región, una placa tectónica se sumerge bajo la placa continental antártica, estirando algunas porciones de la corteza y abriendo grietas en otros lugares, según un estudio publicado en 2018 en la revista Polar Science.
Los dos mayores sismos de la serie fueron un terremoto de magnitud 5,9 ocurrido en octubre de 2020 y otro de magnitud 6 producido en noviembre, después del cual, la actividad sísmica disminuyó.
“Opinamos que el de magnitud 6 creó de alguna manera varias fracturas y redujo la presión del dique magmático”, dijo Cesca.
El científico también recalcó que, hasta ahora, no hay pruebas directas de que se haya producido una erupción submarina. Para saber el tipo de actividad volcánica que se originó en el monte Orca, los investigadores tendrían que enviar una misión al estrecho de Bransfield para medir la profundidad del fondo marino y compararla con los mapas históricos, explicó Cesca.